martes, 13 de mayo de 2008

Solamente una vez...

La doctora con una prudencia extremada, pero de una forma muy clara, nos iba explicando lo delicado de la enfermadad. Si no hubiese sido por lo que ya conocíamos posiblemente no nos hubiese parecido tan cruel. Al ser una enfermedad degenerativa, incluso creo hubiese dosificado las explicaciones a medida que esta fuese avanzando, por lo menos a mi, no a los familiares, pues en estos casos se les explica toda la verdad y creo que debe ser así. Con una gran serenidad Carmen y yo la estábamos escuchando. A Carmen se le nublaron los ojos, pero las lagrimas no llegaron a caerse por sus mejillas, como siempre aguantó, es fuerte.
Salí del despacho de la doctora con la etiqueta de enfermo crónico de E.L.A., con una receta para recoger en la farmacia de Bellvitge las primeras pastillas de Rilutex.
Fué el día más triste de nuestras vidas. Cae la noche, llega el sueño, pero como si el frescor de las sabanas rompiese la tensión de todo el día nuestro cuerpo y nuestra mente se debilitan de golpe, es como pasar de cien a cero.
Ya no podemos contener las lagrimas, como un pantano a rebosar caen por nuestras mejillas, con una pregunta sin respuesta, la de siempre, porqué yo.
Lentamente vamos hablando, mientras el pantano se va vaciando. Una vez vacio nos proponemos no caer de nuevo en la debilidad, no llorar más, solo siendo fuertes venceremos, unidos siempre para lo bueno y para lo malo.
Dormimos toda la noche, al día siguiente como todos los días hasta hoy nos sentímos fuertes, fisicamente y mentalmente.
Solamente una vez lloré...

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo no he llorado