sábado, 30 de julio de 2011

AFORTUNADO...

Me siento felizmente afortunado, me considero una persona introvertida en algunos casos y extrovertidos en otros, según las personas que tenga a mi alrededor, el momento o las circunstancias que envolvían el evento. Por este motivo creo que he sido una persona reservada, teniendo un cículo de amigos reducido.Aparte de la família he tenido pocos amigos a los que siempre he respetado y admirado.

Desde que apareció mi enfermedad, ELA, me orgullezco de po, der deciros que raro es el día que no recibo la visita de un familiar o amigo, repitiéndose dichas visitas semanal o mensualmente según el parentesco que tengo con ellos.

Amigos de mi juventud, compañeros de deporte, compañero del servicio militar con el que hacía 40 años que no nos veíamos, ahora cada mes recibo su grata visita. Excompañeros de trabajoque viven a muchos kilómetros de distancia, me llaman telefónicamente para interesarse por mi estado de salud.

Al recibir las visitas de todos ellos siento un cariño tan profundo que me hace pensar que ni habré sido una persona poco querida sino todo lo contrario. Todos ellos hacen que mis días, siempre iguales postrados en mi sillón, sean mucho más agradables y felices.

Actualmente soy como un bebé al que hay que asear todos los días, darle los alimentos y transportarle con una grúa de personas de la cama al sillón y del sillón a la cama. Respiro de dia y de noche gracias a una máquina que me envía el aire necesario para poder vivir.

Nuestras entrevistas acostumbran a ser de recuerdos, buscando siempre aquellos comentarios que nos produzcan alegría y ganas de reir juntos. Sin embargo al despedirnos, noto en alguno de los seres queridos una sensación de tristeza, llegando incluso a derramar alguna lágrima de sus ojos. Es entonces cuando me doy cuenta de como ven mi estado de salud, observan que día a día esta enfermedad va deteriorando mi estado físico.

Es ahora cuando reflexiono sobre este relato: Y me doy cuenta que soy un inconsciente, que no reconozco la magnitud de mi estado físico. Nunca he pensado o o he querido pensar en su evolución. Por mi parte he agotado mi última lágrima, no me hacen falta pues a pesar de mi estado procuro reir y mantener mi buen humor.

Aunque mi chasis está muy deteriorado, tengo la fortuna de mantener los cinco sentidos, no todos, mi tacto ha desaparecidode mis manos al no poder coger ningún objeto, mi olfato se ha visto reducido a la mínima expresión debido a la obstrucción por la máscara que de día y de noche da vida a mis pulmones.
Lo más seguro es que dentro de algún tiempo pierda también el sentido del gusto al no poder masticar ni tragar la comida, necesitando la ayuda de una sonda gástrica.

Me sentiría igualmente feliz con la vista y el oido y si no los tuviera continuaría manteniendo mi risa, mi buen humor, mi felicidad, pues donde doña ELA no puede es arrebatarme el poder de mi mente, mis sentimientos y mis recuerdos, con que poco se puede ser inmensamente feliz. Doña ELA, ¡jódete!