miércoles, 1 de julio de 2009

En busca de las células madre...

Cuando la vida se te va y no hay nada ni nadie en la tierra que lo evite elevas la mirada hacia el cielo buscando en el más allá. Yo no llegué tan lejos, pero si despegué mis pies del suelo a unos diez mil metros de altura, pero no fue suficiente, quizás hubiera tenido que volar más alto, llegar al desconocido más allá, pero, ¿ como llegar?


Enero del 2008, hacia un año y cinco meses que me diagnosticaron la ela. Desde que la ela me acompaña, los familiares, los amigos están pendientes de mi evolución, se interesan por las informaciones sobre las investigaciones que aparecen en todos los medios. Cuando encuentran una que merece su interés inmediatamente me llaman y me informan. Así fue como un dia me llamó un familiar dándome noticias de una clínica en Alemania que trataban la ela con células madre. Me interesó mucho, había leído que los investigadores veían muchas posibilidades de éxito con el transplantamiento de células de tu propio cuerpo. Localizamos la clínica en Colonia, Alemania, por Internet me informé de su tratamiento, no especificaban que te curaban pero si cabía la posibilidad de frenar el avance de la enfermedad. Llamé por teléfono, la telefonista apenas hablaba el castellano, lo justo para pedirte tus datos y decirte que su delegado para España se pondría en contacto conmigo. Efectivamente así fue, nos llamó y tras un primer contacto telefónico me envió toda la documentación del tratamiento, yo por mi parte le envié todo mi historial clínico para estudiar si mi estado permitia el transplante. Al leer la documentación nuestro interés iba en aumento, soñaba con el éxito de frenar el avance de la ela y quedarme en mi estado actual que era priviligiado, pues andaba perfectamente y tan solo tenía problemas de fuerza y habilidades en la mano izquierda. La clínica dio su aprobación y por supuesto yo estaba muy ilusionado, el precio total, clínica, más desplazamiento, hotel, manutención etc, era elevado pero no representaba nada si la ela se frenaba. El delegado nos informó de la compañía aérea, era la germanwings, nos orientó sobre hoteles, recomendándonos un hotel económico pero suficiente en la población de Frechen a 15 Kms. de Colonia. Hacemos todos los trámites y reservas soñando con el día D.


Día dos de marzo, las 19,25 horas, despega el avión de la esperanza, mi mujer y yo muy ilusionados. Aterrizamos a las 21,40, era de noche, primer gran problema el idioma, ni alemán ni inglés solo francés para defendernos, suerte que acordamos, tras pagar un suplemento que nos pasasen a recoger al aeropuerto y llevarnos al hotel y así sucesivamente todos los días. Llegamos a la zona de encuentros y vemos ante nosotros a un joven, fuerte, pelo rojizo, ojos azules con un cartel en la mano con mi nombre, solo las señas nos identificaron. Cerca de las once de la noche llegamos a Frechen, el hotel estaba en un polígono industrial, las calles estaban solitarias, entramos, no había recepción, nadie, solo un cajero con escritos en alemán e inglés. Suerte que el joven nos acompañó, era el tipo de hotel impersonal que todo iba vía cajero. En la reserva por escrito me pidieron el número de la tarjeta de crédito que muy a pesar mio tuve que facilitarles. Fuimos haciendo todo lo que nos pedía el cajero para que nos entregara las llaves de la habitación, una y otra vez pero las llaves no aparecían. No hubo forma y ahora que, sin entendernos, sin hotel y sin cenar. Justo al lado de este hotel había otro, nos dirigimos hacia él, nuestro acompañante le explicó al conserje lo ocurrido, este nos dijo que pertenecían al mismo grupo y no entendía lo que había sucedido. Nos ofreció una habitación para esta noche y al decirle mi nombre sacó la reserva que teníamos en el otro hotel apareciendo mis datos y los de la tarjeta de crédito. Se me ocurrió comparar el número anotado con el mio, había un error en un número, motivo por el cual no se abrió el compartimento con las llaves. Para solucionarlo teníamos que esperar al día siguiente que llegara el responsable administrativo. Sin pensarlo más encargamos una habitación, el conserje me pregunta si la quiero ver, al llegar al baño me dice con señas que en el otro hotel la habitación no tiene baño, este es compartido con otras tres habitaciones. Este comentario nos hizo desestimar la reserva del otro hotel y quedarnos definitivamente en este. Nunca un error había sido tan providencial. Se despidió el chofer y quedamos para pasarnos a recoger al día siguiente a las once para llevarnos a la clínica. Eran las doce de la noche y estábamos hambrientos, el restaurante cerrado, afortunadamente el recepcionista nos vio con cara de hambre, nos dijo que solo nos podía ofrecer una salchicha con ensalada, nos pareció un plato exquisito.Al día siguiente esperábamos la visita de una joven, hija de unos amigos que estaba estudiando en Heildemberg la cual se ofreció para hacernos compañía y ayudarnos en el idioma. A la hora prevista llegó al hotel, tuvo que levantarse a las cinco de la madrugada. Por fin podíamos comunicarnos. Estábamos en el hall del hotel esperando el coche, desde allí se veía el ir y venir de coches y camiones que contrastaba con la soledad de la noche anterior. Pasaba el tiempo y no venían a recogernos, mi esposa empezaba a ponerse nerviosa, nuestra amiga llamó al chofer diciendonos que pasará sobre las doce, mi intervención se había retrasado. Quedamos más tranquilos pero pasan las doce largas y allí no aparece nadie. Volvemos a llamar y nos dice que a la una. Por fin llega y mi esposa no pudo más, en castellano le reprochó la tardanza, no la entendió pero se lo imaginó. Por fin llegamos, el edificio exterior era solemne, nos dirigimos a una parte del mismo con amplias dependencias , en una de ellas con una gran mesa redonda y varias sillas nos hacen esperar, coincidimos con dos enfermos más que venían en el mismo avión. Nos ofrecen todo tipo de bebidas, roto el hielo empezamos a hablar entre nosotros, había una joven de unos treinta años en silla de ruedas enferma de ela, nos cuenta su madre que habían ido a China hacía un par de años para hacerle una implantación de células madre, se la hicieron en la cabeza, al principio observó una mejoría, pero más tarde la ela continuó avanzando. La otra mujer era diabética y también confiaba en el tratamiento. Por fin llegó mi turno, en una antesala mitad esterilizada dejé mi ropa y me puse una bata, un gorro y unos calcetines todos ellos esterilizados, mi esposa también se los puso encima de su ropa. Pasamos a una habitación pequeña con una camilla en donde me estiré de lado. Apareció el doctor, recuerdo que era muy alto, y al comprobar que eramos españoles dijo; paella, muy rica, tu torro, yo torrero, refiriéndose al pinchazo que iba a darme. Mi esposa se situó detrás del doctor, veía todo lo que iba a acontecer, acabada la intervención me lo explicó todo. Me pusieron anestesia local, a continuación con una aguja en forma de berbiquí hizo la extracción de la médula ósea de la cintura ( Cresta Ilíaca), empezó a salir sangre mezclada con líquido medular, extrajeron 140 ml. repartidos en 25 tubos. La verdad es que no sentí nada de dolor. El líquido medular lo enviaron a un laboratorio de Londres para aislar las células madre. Nos acompañaron al hotel, no sin antes comer en el restaurante de la clínica pues el hambre apretaba. Me recomendaron pasar el resto del día descansando en la cama. Al día siguiente martes cogimos el tranvía y nos dirigimos a Colonia , hermosa ciudad la cual visitamos, sorprendiéndome la fuerza y el gran caudal del río Rhin. Por la tarde despedimos a la joven que nos había hecho compañía y ayudado en el idioma. Llegó el día esperado, jueves, nos pasaron a recoger, fueron puntuales, era el día de la implantación de las células madre. Nos recibe la doctora que me intervendría, nos dijo que de los 25 tubos el laboratorio había devuelto uno solo de 3 ml. conteniendo 18.000.000 de células madre, fantástico pues a partir de los 2.000.000 se consideraba positivo, con lo cual los resultados eran optimistas. En una habitación grande con una camilla en el centro y tras previa anestesia local la doctora me extrajo líquido cefalorraquídeo y lo mezcló con las células madre. A continuación me la inyectó vía punción lumbar, al circular el líquido las células madre son transportadas directamente al cerebro por la médula espinal con la esperanza de regenerar el tejido dañado.


En el primer o segundo pinchazo me tocaron un nervio produciendo una irritación que me ocasionó un dolor insoportable en las piernas , parecían que se me iban a reventar. Me administraron un voltarén, como si nada, a continuación me pusieron un suero con más calmantes, poco a poco el dolor fue desapareciendo. Durante cinco horas estuve recostado en una cama bajo observación. Me levanté me vestí y de nuevo nos acompañaron al hotel no sin antes darnos antibióticos y calmantes por si hiciese falta, por suerte no fue así. En caso contrario disponíamos de un teléfono de contacto de día y de noche.

La verdad es que no tuve ninguna complicación más, el viernes me lo pasé descansando todo el día en la cama. Me llamaron de la clínica para saber como me encontraba. El sábado me levanté al mediodía para andar un poco y comerme un buen entrecot, había que reponer fuerzas.

Llegó el domingo, día de regreso, por la mañana paseamos por los alrededores del hotel y cual fue nuestra sorpresa al ver salir de los matorrales cantidad de conejos, grandes, pequeños, querían despedirse de nosotros, al ser fiesta el polígono estaba desierto y andaban a sus anchas. Aquí en España seguro que hubiesen acabado en la cazuela, en Alemania son animales de compañía.

Los horarios de comida no coinciden con nuestras costumbres , a partir de las doce los restaurantes empiezan a llenarse, cuando decidimos ir a comer había cola para entrar, no podíamos esperar, tuvimos que conformarnos en un chiringuito muy peculiar, había una especie de mostrador parecido a los de los helados en cuyos recipientes habían todo tipo de ensaladas, frankfurs, salchichas y algunas carnes. Detrás una dependienta te habría el pan y a petición tuya te lo iba llenando con lo que más te apetecía, eso si acompañado de varias salsas, era un bocadillo a la carta.

A la hora convenida nos pasaron a recoger para llevarnos al aeropuerto, dejábamos Alemania con la ilusión de haber realizado el sueño deseado. Llegamos al Barcelona, allí nos esperaban nuestros hijos y el más travieso de todos, nuestro nieto, que no entendía nada pero se lo pasaba de maravilla. A los tres meses me hicieron un electromiograma, parecía que la enfermedad se había estabilizado, pero no fue asi, transcurridos otros tres se vió que doña ela seguía su marcha. se desvaneció la ilusión.

De nuevo debo luchar día a día con mis propias armas, confiando en mi cerebro joven. Hoy por hoy no hay ningun tratamiento que pare la ela, ni las implantaciones de células madre aunque estoy convencido que es el futuro, pero las investigaciones llevadas a cabo hasta la fecha no encuentran el tratamiento adecuado.

Tengamos fe, pronto muy pronto llegará el milagro, mientras continuemos luchando con el poder de nuestra mente.

2 comentarios:

Josep Rof Rof dijo...

Ostras antoni osias! Que valiente has sido para enfrentar-te a esta la prueba, la ultima revisión me hablaron del LITIO y rechacé la prueba.
Soy reacio a experimentar. De echo ja lo hicieron hace unos años, pruebas y mas pruebas, no llegué a saber nunca el resultado. Querían saber el comportamiento de la ELA en mi cuerpo (por suerte en mi se desarrolla lentamente, soy un elático de 2.982 días o 8 primaveras, no perdí fuerza, si tacto, ni kilos 112, aun ando por casa con caminador, tengo fuerza en piernas y brazos, la deglución un poco tocada, el habla también y la respiración xunga, para mi bien y el de mi familia “que me quede como estoy”, la señora ELA se deja notar en mi cuerpo siempre, en todo momento dice Josep estoy aquí… cuenta…llevo contabilizadas 48 caídas, un día muy cercano no me caeré mas) y tu antoni como estás a día de hoy?
cincmesdos7(arroba)yahoo.es

Maria Rosa dijo...

Hola Toni, he leido tu Block,y la verdad me ha impresionado,y me he emocionado, quiero felicitarte por esta fuerza interior que tienes tan grande, estoy segura que con el tiempo saldra alguna medicación que pare esta enfermedad, y tu lo vas a ver, la mente es una fuente de energia muy grande, lo que sucede es que nosotros no sabemos educarla, veo que tú si sabes, sinceramente, es un lujo tenerte como primo.